Hace poco llegó a mis manos un interesante artículo sobre «Cómo gestionar el miedo en un deporte de velocidad» sobre el deportista Jan Farrell, que compite desde 2015 en la máxima categoría de la Copa del Mundo de esquí de velocidad que podéis encontrar en el siguiente enlace:
https://www.elmundo.es/deportes/nieve/2019/02/11/5c607822fdddffaf4b8b45bd.html
En este artículo podíamos leer lo siguiente:
“En toda su carrera sólo se ha caído una vez, en Vars, en 2016, a 216 km/h, y apenas tuvo consecuencias -de hecho, compitió al día siguiente-, aunque eso sí, tardó más de un año en curar las heridas psicológicas. Las bajadas se le hicieron cuesta arriba. «Pensaba que sería fuerte para superarlo, pero era más complicado de lo que pensaba. Tenía el miedo en el cuerpo y me era imposible tranquilizarme. Tuve que acudir a un psicólogo deportivo [Ricardo de la Vega], que me ayudó a conocerme mejor y a trabajar bajo estrés. Me estresó mucho, me puso a prueba y aprendí de ese proceso. Ahora acepto que el miedo estará ahí, pero tengo las herramientas para gestionarlo.”
Tanto en este caso, hablando de deportes de velocidad, como en otros en los que nos podamos encontrar con situaciones en las que los deportistas sientan miedo (la vuelta a la competición tras una lesión, por ejemplo) hay diferentes maneras de poder tratar el miedo dependiendo de cada deportista y caso particular.
El psicólogo del deporte tendrá que ayudar al deportista a:
- Encontrar un nivel óptimo de tensión muscular.
- Disminuir del estrés.
- Conseguir un control atencional correcto.
- Desarrollar unas habilidades de afrontamiento adecuadas.
Para conseguir estos objetivos podemos trabajar con él a través de diferentes técnicas:
- Técnicas de relajación. Ayudarán al deportista a conseguir un nivel de tensión óptimo, así como disminuir la activación.
- Habilidades de comunicación. Todas las personas implicadas en el proceso, deben manejar una comunicación positiva. Tanto el deportista como los miembros del equipo de entrenamiento deben poseer capacidades de escucha activa sin realizar juicios de valor y de manera completamente confidencial.
- Imaginación guiada o visualización, ayudando al deportista a tener imágenes visuales positivas de la situación temida y experimentar un estado de bienestar mientras las imaginan.
- Reestructuración cognitiva. Intentar cambiar pensamientos del tipo “en cuanto salte me voy a lesionar de nuevo” “me voy a caer” por otros como “todo va a salir bien” “mis sensaciones durante el partido van a ser buenas”
- Exposición. Es la técnica a la que hace alusión Jan Farrel y que trabajó junto con el psicólogo del deporte Ricardo de la Vega. Consiste en exponer al deportista a las situaciones temidas (de una manera real o imaginada) para que afronte esas situaciones habituando al cuerpo y a la mente a las sensaciones que se producen y ayudándole a desarrollar capacidades psicológicas para poder superarlas con éxito.
Lo importante siempre será adecuarse a las características concretas del deportista y de la situación y siempre trabajar con profesionales cualificados de la psicología del deporte.
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